Películas gays: Diario

Una invitación a hablar de películas con gays, de gays, sobre gays y que gustan a los gays. Aparecerán en esta página comentarios gays de películas específicas, de Laura a C.R.A.Z.Y., de La ley del deseo a Encrucijada de Odios, de Muerte en Venecia a Kiss Kiss Bang Bang

martes, septiembre 26, 2006

Su otro amor (Making Love), Arthur Hiller, 1982

Cuando, a raíz de cierta película reciente (que no mencionaré aquí) se ha hablado de la presencia de lo gay en el cine comercial, me venía muy a menudo a la cabeza esta película de 1982 (hace casi veinticinco años), así que decidí revisarla y reflexionar sobre su falta de impacto. Esto me ayuda a relativizar entusiasmos. Y sobre todo a distinguir entre los méritos de una película en términos de política gay por una parte, sus méritos como producto cinematográfico, por otra, y, por último, el contexto en que se recibe.

Su otro amor, la historia de un matrimonio (hetero) que se rompe porque el marido descubre que es gay, constituye un caso interesante (y aleccionador) al hablar de las relaciones entre homosexualidad y cine, entre representación y recepción. Históricamente se sitúa en un punto en que la normalización parecía estar a la vuelta de la esquina (justo antes de la larga marcha por el desierto a que da lugar la aparición del sida). Aquel año se estrenaron también Personal Best, Algo más que colegas, La trampa de la muerte (con el famoso beso entre Michael Caine y Christopher Reeve) y ¿Víctor o Victoria?. Por no hablar de Querelle. Y de hecho se trata de una película que parece hecha “con receta” para terminar con la tradición negativa de representación de la homosexualidad. Había un esfuerzo por "escuchar" las críticas de los gays a su representación en cine, especialmente después del escándalo surgido con A la caza en 1980. Los gays aparecen como atractivos, nadie muere, el marido decide que será gay, se va a Nueva York y encuentra piso y novio, y la mujer sigue con un puntito de afecto por él. Mucho buen rollo. Como vemos, parece todo un poquillo convencional, pero recordemos que se trataba de 1982, cuando todo esto era inaudito en el cine comercial. Se trataba de una película-acontecimiento (en clave muy menor) y se esperaba que el público fuera arrastrado por la novedad.

Cuando la vi en los ochenta, me llamó la atención el personaje de Harry Hamlin. Muchas cosas que hacía no acababa de entenderlas (tenía diecisiete años y vivía en un pueblo). Por supuesto yo entonces veía aquel estilo de vida como irrealizable. Lo curioso es que con los años llegaría el momento en que acabé con una vida muy similar... y no me di cuenta hasta que no la revisé la otra noche. Las películas hablan de nosotros incluso sin que lo sepamos. Hoy queda como otro documento de la vida gay en Los Angeles antes del sida (y curiosamente el personaje es algo neurasténico y preocupado por las enfermedades, además de pasarse la vida mirándose al espejo: las cosas no han cambiado tanto). El guionista Barry Sandler era gay: esto es importante porque su propia experiencia aparecía reflejada, y no las fantasías paranoicas que surgen cuando algunos heteros tratan de representar la vida gay. Esto daba frescura a la trama del personaje gay. Había una gran serenidad en aceptar “el estilo de vida gay”. Por otra parte, hay cautela en presentar el estilo de vida como algo envidiable. No sé si por no ofender al público hetero o porque, como muchos gays de su generación, Sandler tenía problemas con ser gay.


Lo importante aquí es que no funcionó comercialmente. Es muy difícil dar razones (y si fuera fácil, mejor darlas antes) pero puedo aventurar las mías. La película no llegaba a los gays, que estaban en otra onda. El personaje de Harry Hamlin no evoluciona, parece una imagen congelada. Es atractivo (y uno siempre piensa que los chicos atractivos gays carecen de problemas), pero carece de interés dramático, resulta difícil conectar con él. OK, no quiere pareja, no quiere nada, es feliz como está, aparece Zack, que prácticamente se enamora de él durante el fin de semana, él decide marcar distancias: ¿dónde está el problema? Cuando uno ha conocido chicos así, le resulta difícil interesarse: lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Y el marido (Michael Ontkean) evoluciona, sí, pero cuando uno ha salido del armario, acaba por tener muy poca simpatía por las historias de casados indecisos. En este sentido, Gerardo Vera lo hizo mejor en Segunda Piel, ya que el casado Jordi Mollá está un poco mal de la cabeza y lleno de confusiones. Aquí se nos pide simpatía por un personaje que, como Mollá, no genera ninguna. También influye que sale del armario de manera algo geométrica (muy anglosajón, tiene tan poco deseo de carne…) y encima se enamora de buenas a primeras del primero que pilla, como si sólo pudiera concebir la vida gay emparejado. Chico, antes de casarte prueba un poco de qué va la vida. Inteligentemente, el guión nos ha convencido de que tienen cosas en común, pero esto es algo forzado. Y luego está Kate Jackson. Era mi “ángel de Charlie” preferido, así que entonces me pareció que estaba bien. Con los años, he cambiado de opinión. El personaje de la esposa está tratado con poca convicción sobre el papel y era necesario utilizar a una actriz que al menos transmitiese cierta fuerza. Kate Jackson no es esa actriz. Demasiado pizpireta, supongo. O demasiado vacía. O demasiado de celofán. No sabe transmitir la idea de conflicto. Ni de personaje.

El sida dio lugar a una crisis en la representación de la homosexualidad casi contemporánea con esta pelicula, así que los acontecimientos la borraron del mapa. La realidad gay necesitaba otras aproximaciones, el cariz del conflicto homo-hetero cambió, y Hollywood de repente no quería saber nada del tema (situación que no se remonta hasta principios de los noventa).

No sé si merece revisión, la verdad, a no ser que uno viva en un mundo de homos casados que descubren sus tendencias por sorpresa. Supongo que sigue habiendo de eso, pero menos. No es ni mejor ni peor que otras películas, y, para colmo, tampoco tiene los placeres excesivos de algo como A la caza. Si al menos el guionista (es sin duda una película de guionista) se hubiera tomado a sus personajes algo más en serio, en lugar de presentarlos como conceptos.

6 Comments:

  • At 1:07 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Hola. No he visto la peli que comentas,pero sí la inefable "Segunda piel", que me pareció una estafa y con unas interpretaciones de pena. Yo no me creo que los personajes de Mollà y Bardem sean gays. Ni el amigo gay que venía conmigo tampoco se lo creyó... Alguien sí se lo cree? Por favor! Y Ariadna Gil, qué mal trabaja. Esa peli debería olvidarse.

    Por otra parte, Kate Jackson siempre me ha parecido que tiene un rollo muy bollo. A vosotros no?

    [w]

     
  • At 1:49 p. m., Blogger Mocho said…

    Hola. Yo creo que "Su otro amor" merece una revisión, aunque sea desde un punto de vista retrospectivo situándola, como bien haces tú, en su año de producción y su contexto. Para mí fue una de las primeras veces en las que los personajes gays no estaban atormentados / torturados / llenos de conflictos / al borde del suicidio. Tienen sus problemas, pero vamos, que no es la tragedia habitual de la época. ¿Conceptos? ¿Estereotipos? ¿Y?

    Justo todo lo contrario que la española Segunda Piel, con unos personajes totalmente seventies. ¿No se estrenó allá por el año 2000? Es que no hay quien se crea a la maricasada torturada. En comparación, Su otro amor es mucho más creíble y moderna.

    Gracias por el blog, que he descubierto hoy y tus interesantes comentarios. Con tu permiso, incluyo un enlace en el mío.

     
  • At 4:52 p. m., Blogger Skywalker said…

    Acabo de descubrir este blog por pura casualidad y no sabes la alegría que aún tengo ... Alberto, conozco tus libros sobre todo el diccionario que es una obra maestra que guardo en mi biblioteca en lugar privilegiado y muestro a amigos y extraños en cuanto se presenta la ocasión.

    El cine es una de mis pasiones y el cine gay o de identidad gay todavía más aunque reconozco que tengo lagunas y no soy un teórico. Ya me irás conociendo pues sin duda pienso hacer comentarios de tanto en tanto pero te avanzo que soy más feliz en un cine de estreno con una bolsa de palomitas que en la filmoteca ... si, soy de esos que prefieren ver el último Bond que una peli de Visconti ...

    Pero eso no quiere decir que no me guste el cine clásico, o los grandes maestros de los 40 ó 50 ó 60.

    Entrando en materia SU OTRO AMOR a mi me gustó mucho en su dia, recuerdo que aunque ya tenia claro que era gay tuve mis problemas para meterme en el cine y verla ya que mis amigos gays de entonces pasaban totalmente del tema "cine gay", así que fui solo. La peli me dio esperanzas al ver que era posible ser gay y ser feliz y tener un novio y llevar una vida normal como gay. Creo que una revisión de esta película no me importoría y sabría ponerla en su sitio ...

    Los comentarios que hacéis todos sobre SEGUNDA PIEL son en general bastante negativos pero es que no me extraña porque la película, en mi humilde opinión, era bastante floja, por lo increible que era. Creo que el primer problema eran los 2 actores: Bardem está que se sale en el papel, se nota que le ha echado horas de ensayos y de interiorización y que ha visto sexo y hablado sobre sexo gay para poder imitarlo a la perfección, pero lo hace de forma tan milimétrica y fria que no te lo crees, aunque él se lo cree, que es el mejor amante gay del mundo, y por eso su actuación aquí es de las peores que he visto de él. Jordi Mollá en esta película está histriónico, áunque hacel papel de una persona más bien histérica, superada por los hechos, creo que sus formas son excesivas y fuera de lugar, sobe todo cuando grita y llora. Ariadna Gil, está muy ñoña en su papel pero creo que del triángulo ella es la que está más en su mejor.

     
  • At 11:12 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Yo la vi hace bastante tiempo y únicamente recuerdo que me pareció aburrida. Recientemente lei que la habían reeditado en DVD en USA. También lei hace poco que cuando la pusieron en salas en Estados Unidos había gente que se salía del cine, creo que esto ya lo contaban en "El celuloide oculto".

     
  • At 9:37 p. m., Blogger Alepingo said…

    Holas! Muy bueno tu blog!. Sabes, la película "Making love" me marcó harto, la vi por casualidad en el cable, en horario de trasnoche y coincidió con darme cuenta que era gay. Pese a que la vi en el año 98 mas o menos, concuerdo contigo en el que refleja mucho de lo que representa en verdad, ¿será porque los fines de los '90 en una ciudad pequeña de Chile, la tolerancia era del mismo nivel que los '80 en USA? En fin, saludos.
    Alepingo

     
  • At 6:25 p. m., Blogger Manué said…

    Saludos
    Entro por primera vez en tu blog porque lo he visto en google buscando información sobre esta película.
    No la he visto, estoy tratando de ver si la encuentro en la red (a pesar de que soy de cine en el cine, pero evidentemente con esta es imposible).
    Lo único que quería comentar es que ojalá un día no tengamos que hablar ni de cine gay ni de festivales gay, sino de normalización.
    Que ver una historia de amor entre dos hombres en la gran pantalla no sea sinónimo de cine dirigido a gays, sino algo cotidiano y aceptado.
    Brockeback Mountain abrió de forma espléndida ese camino (aunque hubiera idiotas que abandonaban las salas)...y creo que no se ha sabido aprovechar.
    Necesitamos que grandes directores hagan grandes historias en las que, sin clichés ni nada que nos induzca a adivinar la sexualidad de los personajes, nos presenten grandes historias de amor entre personas del mismo sexo, perfectamente entendibles.
    Por desgracia...ha habido poco que aprovechar de ese filón que había dejado en bandeja Ang Lee.
    Una lástima.
    Saludos desde el Raval.

     

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