Películas gays: Diario

Una invitación a hablar de películas con gays, de gays, sobre gays y que gustan a los gays. Aparecerán en esta página comentarios gays de películas específicas, de Laura a C.R.A.Z.Y., de La ley del deseo a Encrucijada de Odios, de Muerte en Venecia a Kiss Kiss Bang Bang

jueves, octubre 12, 2006

D.E.B:S. Espías en Acción (Angela Robinson, 2005)


Hay un tipo de cine que para nada aspira a ser considerado como “arte”. Tampoco quiere ser una declaración de principios ni quiere enseñarnos nada. Esta función del cine está presente desde sus orígenes como atracción de feria, y aunque la crítica seria lo ignora o no parece muy interesada, constituye el grueso de la producción mundial. El cine es un arte demasiado caro de producir como para poder permitirse ignorar el mínimo común denominador. Pero el cine popular no es necesariamente cine basura. El buen cine popular tiene cualidades que van más allá del entretenimiento. Sin duda, produce imágenes que inevitablemente tienen un contenido moral.

Esta introducción es relevante porque subraya un problema del cine gay: el público potencial no podía garantizar que una producción del montón fuera rentable. Así, el cine popular gay, se convierte en una especie extraña. Había homosexualidad en el cine comercial y había un cine gay de arte y ensayo. Pero hasta muy recientemente carecíamos de la “tercera vía” mayoritaria en el cine comercial. DEBS (película que no conocía y de la que me habló por primera vez alguien en este foro) es una película que muestra la posibilidad real de este tipo de cine gay comercial.



Como producto comercial carece, en mi opinión, de defectos. Cuenta con una realización sólida (este tipo de cine no aspira a más), un guión más ingenioso que la media, y una amplia gama de placeres que van desde la ironía hasta los meramente físicos. Es una película hecha para gente que simplemente quiere pasar el rato.

Su primer atractivo es de referencia a otras películas, de guiño sobre un género. En principio, parece una vuelta de tuerca sobre las películas de superhéroes (que, por cierto, tienen su público gay, especialmente si las dirige Bryan Singer) con una clara mirada irónica. Los amantes del género disfrutarán de los guiños: una agencia gubernamental ultrasecreta se dedica a reclutar, a través del selectivo, a alumnas de instituto que tengan madera de espías y superagentes. Entre las características que se buscan es saber mentir. En principio, la historia nos cuenta las aventuras de cuatro superagentes.

Imagino que un placer añadido para las espectadoras estadounidenses, ver sus rituales como alumnas de instituto reflejados: esa cosa ridícula de las ceremonias de graduación y es manera de tratar el hecho de “tener novio”, aquí todo es, creo, más flexible. En cualquier caso, este reconocerse en la cotidianeidad constituye el segundo atractivo de la película. La misión central a que se enfrentan las superagentes es eliminar a una presunta supercriminal (adolescente como ellas) Lucy Diamond; el problema es que la pobre está pasando por una crisis porque no llega a conocer a la mujer de sus sueños.

Sí, la mujer. Y esto se trata sin subrayarlo, como parte de la cotidianeidad a la que me refería más arriba. El modo tan desproblematizado en que se introduce el hecho es una de las cosas que hacen esta película especial. La supercriminal (acusada, entre otras cosas, de haber querido hundir Australia en el Pacífico) es atractiva, desenfadada y, en el fondo, buena chica. Como cualquiera del público.


Y antes de que las referencias al género de superhéroes se hagan pesadas, llegamos al nudo de la película. En cuanto Lucy ve a una de las superagentes, Amy, se enamora perdidamente de ella. Y es Amy quien se convierte en la protagonista. La narrativa gira entonces en torno a su dilema. Empieza a reconocer que ama a su enemiga, y esto es un problema no sólo porque Amy es agente y Lucy criminal, sino porque, claro, las superagentes han de ser hetero. Por otra parte, ser superagente es prestigioso, una tiene amigas y se siente integrada. Así que a lo largo de la película, tendrá que decidir entre irse con Lucy (la cual se irá reformando) o reprimir sus sentimientos pero conseguir su ambición.

El conflicto está brillantemente planteado. Sin grandes ambiciones ni discursos, la película nos convence de que uno debe hacer caso al corazón. Esto es una idea manida, claro, y muy frecuente en el cine comercial. Pero no tan frecuente cuando el corazón te dice que estás enamorado de alguien de tu propio sexo. Si el cine clásico en definitiva siempre declaraba que lo mejor era integrarse en los placeres que ofrecía el mundo heterosexual, aquí la felicidad para Amy es vivir con Lucy aunque tenga que renunciar a una brillante carrera. Los personajes están caracterizados con cuatro trazos, según estereotipos de la comedia adolescente, pero son efectivos y sus trayectorias son interesantes. Y por si fuera poco hay escenas de acción, persecuciones y efectos especiales que completan la diversión. El DVD parece enfocado a un mercado que incluye a los heteros (la cosa voyeurista que tienen con el lesbianismo), pero no os dejéis engañar: esto es una película gay y bien gay.

Ignoro el impacto que puede tener en adolescentes que se lo están pensando (chicos y chicas) pero a mí me entretuvo, me entretuvo y me hizo muy feliz. Quizá recordando que también pasé por ahí. Es verdad que todo es bastante irónico, pero en términos de representación y de atisbar cierta utopía (que tampoco está mal celebrar: no todo va a ser lamentarnos), va más allá de Brokeback Mountain. Y es que el cine popular, hecho con inteligencia, no será arte, pero nos despierta las emociones.

2 Comments:

  • At 4:47 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Pues no os perdáis el cortometraje del mismo título en el que se basa la película, que también es muy divertido.
    La directora de la película dijo, no sé si en tono irónico o no, que quería hacer una secuela llamada "DEBS 2: Pink Thunder"

     
  • At 11:07 a. m., Anonymous Anónimo said…

    El cortometraje me gustó mucho más, yo creo que es porque como es básicamente una chorrada de historia, un largo se hace demasiado largo, pero aún así, merece la pena por ver algo diferente. Ya pasaron los años en los que solo buscábamos reivindicación en las pelis, ahora tenemos más donde elegir (aunque tampoco es enorme la oferta, indudablemente hay más que hace 10 años) y podemos darnos el lujo de ver pelis sin gran trascendencia, pero que nos alegren el ojillo con las protagonistas :) , que a nadie le amarga un dulce, digo yo...

     

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